Tendemos a tomar en la vida decisiones que a veces nos salen bien y otras no tanto, pero cuando se trata de decisiones clave que pueden cambiar nuestra vida, es esencial meditarlas y tomarse el tiempo necesario. Una mala decisión puede trastocar nuestros planes. Nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios: uno emocional y otro racional. Cuando tomamos una decisión con el corazón, sin pensar con la cabeza, lo hacemos a través de nuestras emociones, influenciados por la felicidad del momento. Por otro lado, cuando utilizamos la parte racional de nuestro cerebro, nos tomamos nuestro tiempo, meditamos, masticamos y analizamos hasta encontrar la mejor solución.
Un estudio sociológico afirma que las personas mejor preparadas académicamente toman mejores decisiones que aquellas que no lo están. Por ello, una decisión tomada a la ligera y bajo la influencia de las emociones puede resultar nefasta a medio y largo plazo, cambiando una vida alegre por una llena de dificultades. Las mejores decisiones que he tomado en mi vida han sido con la cabeza, sin dejarme llevar por el momento ni por el éxtasis de las circunstancias. En tiempos de crisis es cuando se toman las mejores decisiones, pues en la necesidad está la virtud y podemos sacar lo mejor de nosotros mismos.
Tal vez lo que nos hace grandes son los errores que cometemos, pero llegar a tomar una buena decisión puede tener un impacto universal. Si logramos transmitir valores universales, podremos alcanzar a millones de personas. La vida gira en torno a la toma de decisiones. Nadie podrá detenernos si conseguimos la felicidad plena con perseverancia, tenacidad y brillantez. No habrá nada que perder; en la ilusión está la suerte y, si el viento sopla a nuestro favor, sería lo mejor.
Es hora de levantarse si una decisión ha sido poco efectiva. Todo lo que hagas y decidas debe ser bien pensado para traspasar las puertas del cielo. A continuación, contaré una historia de dos personas conocidas en la Sierra Norte de Sevilla: Antonio García y Manuel Benítez, dos empresarios muy conocidos en Alanís. Antonio se dedica a la producción de madera, fabricando muebles, puertas, cocinas, escaleras, etc. Manuel, por su parte, se dedica a la metalurgia, haciendo estructuras metálicas para naves industriales y fábricas. Antonio, en su tiempo libre, disfruta jugando al ajedrez y haciendo sudokus, mientras que Manuel prefiere el senderismo y salir con amigos.
Antonio es más reservado y Manuel más extrovertido. Cuando empezaron, Antonio tenía tres trabajadores y Manuel casi mil. Con la crisis de 2007, todo se vino abajo en sectores como la construcción, la madera, la metalurgia, la fontanería y la electricidad. La crisis llevó a muchos a agudizar su ingenio y a tomar decisiones cruciales. Antonio, como gran estratega, amplió su plantilla a diez trabajadores, expandiéndose por toda Andalucía y Extremadura, y creó una página web para ofrecer sus servicios en toda España y en el extranjero. Un año después, su empresa creció y hoy cuenta con más de mil trabajadores, siendo puntera en Europa y parte del mundo. Antonio fue reconocido en 2010 como el mejor empresario de España.
Sin embargo, Manuel pasó de tener doscientos trabajadores a cerrar su empresa y deber dinero a bancos y trabajadores. Sus decisiones impulsivas y su mala gestión le pasaron factura. No se adaptó a los tiempos de crisis, ni expandió su negocio fuera de Sevilla. La crisis lo devoró, y su falta de ingenio y personalidad marcaron la diferencia con Antonio.
Por eso, en tiempos de crisis o ante cualquier problema, las decisiones deben tomarse con la cabeza, no con el corazón. Hay que pensar las cosas muchas veces antes de decidir, ya que las decisiones apresuradas rara vez son buenas, especialmente si afectan a una empresa o la vida de una persona. Estas deben ser tomadas pausadamente y con calma.
“Yo me pregunto y medito, ¿Cuál es la raíz cuadrada de yo mismo?” – Extracto de la canción “La Calle” de Juan Luis Guerra.
Una nueva cápsula de M´Expreso para Infoguadiato.
¿Y tú? ¿Cómo te expresas? ¿Racional o emocionalmente?
Sergio Delgado Cintas
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