Siempre tiene ese carácter y esa forma de sentimiento que inunda y contagia de una manera muy especial a los demás. Ese arraigo a la tierra que la vio nacer está indemne y siempre presente, con una gran disposición hacia todo lo que significa y dignifica ese nombre tan limpio y querido por todos: su Belmez.
Elo Estepa es una gran mujer y una señora que nunca dejó sus raíces. Cada día comparte su amor por su tierra con el mundo al hablar de su vida y entorno. En su alocución siempre está presente esa palabra preciosa para ella: Belmez. Su pueblo, su vida, esa Plaza del Santo y esa Casa Grande donde la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya tuvo sus oficinas cuando llegaron a explotar los yacimientos mineros de carbón y plomo. Un lugar entrañable y muy querido que más tarde se convirtió en viviendas para sus trabajadores.
Hija de Domingo Estepa y Eloísa, un matrimonio muy querido en nuestro entorno belmezano, Elo Estepa es una mujer cariñosa y muy arraigada a este núcleo belmezano. A pesar de haber emigrado hace muchos años a la preciosa ciudad de Valencia, nunca perdió sus raíces y las potencia diariamente. Una mujer entregada a su familia, con un corazón puro y noble. Siempre es un placer resaltar ese cariño y esa entrega a su pueblo desde la distancia, y conservar ese amor por su tierra.
Benditas sean estas personas que nunca perdieron sus olores belmezanos, aquellos que nos embriagan desde grandes ciudades y pueblos donde habitan. Cada día sienten en su interior ese amor y cariño hacia los suyos y adoran ese bello lugar llamado Belmez en sus entrañas.
Feliz día, amiga Elo Estepa. Tu pueblo Belmez y tu Plaza del Santo te recuerdan y te añoran. Te queremos.
Daniel Solano Sujar
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