InfoGuadiato
Cuando la actividad deportiva está dentro de los márgenes que te permiten ser uno más, en ese guion que cada entrenador tiene, hay que resaltar el trabajo constante en ese manual de entrenamiento y aceptar cada una de las direcciones que, en este caso, el míster de turno emplea en tu formación, para que rindas a un gran nivel futbolístico.
Hoy quiero dedicarle unas palabras de agradecimiento por todo ese fútbol que nos regaló en las décadas de los setenta y ochenta a Antonio Muñoz Gómez, una persona muy excepcional y un compañero que, en ese terreno de juego de Casablanca, en esa parte de arriba, entrando por la derecha, abría esas cerradas defensas contrarias. Sus centros al segundo palo y a su referente en la punta de ataque, Chencho, eran un clamor en ese estadio.
Han pasado los años, pero el recuerdo de las evoluciones de Antonio siempre son recordadas. Aparte de su fútbol ya demostrado, su capacidad personal de ser ese amigo y compañero. Tuve la suerte de jugar contra él en varias ocasiones y ver en directo cómo se movía en el terreno de juego. Era un gran crack porque su humildad, pese a ese gran fútbol desarrollado, le hacía ser un futbolista muy querido entre sus compañeros y rivales de turno.
Antonio es sencillamente una persona con altos valores y que desde su vida laboral lo supo demostrar desde su capacidad y esa simpatía que reinaba en esa entrañable farmacia, donde con toda educación y trato recibía a las personas que lo visitaban.
Siempre fue un placer tratar a esta bella persona y verlo en directo en sus parcelas deportivas y laborales. Antonio Muñoz Gómez, un pedazo de peñarriblense que cada día dignifica su gentilicio. Es un verdadero placer ser amigo tuyo, Antonio.
Informa: Daniel Solano Sújar
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