Corría la primavera de 2013. Yo andaba en plena vorágine de mi enfermedad mental. Ese mismo año, cuando nombraron a Jorge Bergoglio como Papa Francisco, fallecieron Hugo Chávez y Nelson Mandela. Dos líderes totalmente opuestos.
Pero sigamos en el año 2013. Para mí fue un auténtico alud de buena energía que un Papa fuese argentino, de Sudamérica, y que hablase el perfecto lenguaje hispano.
El Papa Francisco nos acercó más a la fe cristiana, nos habló —como le gustaba a él decir— de una Iglesia más humana.
Un eclesiástico ejemplar, un Papa tolerante, tachado de «Rojo», seguidor de la lucha por las libertades de los países y de las personas, como proclamaba su compatriota el «Che Guevara». Un Papa que nos alejó del miedo a la vida y también a la muerte, como hemos podido comprobar en su persona hasta última hora.
Se nos ha ido un lunes de Pascua, después de ofrecernos el «urbi et orbi», con todo su trabajo realizado. Alejado y a la vez cercano, se ha ido en Santa Marta, y quiso perecer en Santa María la Mayor, no en el Vaticano. Y en su lápida que ponga un simple Franciscus, en latín, como así lo dejó por escrito en su testamento.
Todavía no somos conscientes de que este padre doctrinario de la fe católica se acercó a los pobres y más desfavorecidos, abrió las puertas de la Iglesia a personas del mismo sexo, a madres solteras, y, sobre todo, no fue tan duro con el aborto.
Se metió en sitios y lugares conflictivos, como en el golfo Pérsico en el año 2021, y en el epicentro, en Beirut (Siria), donde entre ruinas y cascotes tras un acto terrorista islamista, asistió a una iglesia católica.
Viajó a Birmania y a países asiáticos en sus últimos años, donde ser cristiano era un acto de persecución y de atroz matanza.
Por todas esas cosas, como los meses que nos acompañó durante la pandemia en el año 2020 con una plaza de San Pedro vacía, pero donde él estaba implacable para trasladarnos todo ese cariño y agarrarnos a la fe, especialmente para todas aquellas familias que hubiesen perdido a algún miembro por la Covid-19.
Es un día para ensalzar su figura, rendirle todos esos homenajes con amor y sencillez, como ha sido todo su papado.
Le echaremos mucho de menos, y valga este M’Expreso para expresar que se puede ser de izquierda y ser católico. Claro ejemplo lo he tomado del Papa Francisco, fiel seguidor de su San Lorenzo de Almagro.
Un credo por nuestro Papa Francisco.
Tu legado en esta tierra será eterno.
Nunca te olvidaremos.
Fuiste un Papa: Bueno, Sencillo y Humano.
Que así sea.
D.E.P.
M’EXPRESO CON TODA MI FE CATÓLICA A LA FIGURA DEL PAPA FRANCISCO
Y TÚ, ¿TE EXPRESAS?
¿A QUÉ ESPERAS PARA LEER ESTA NUEVA CÁPSULA EMOCIONAL EN EXCLUSIVA PARA LOS LECTORES Y LECTORAS DE INFOGUADIATO?
SERGIO DELGADO CINTAS
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