Hay momentos del día en los que nos apetece comer cualquier cosa, ya sea por prisas o por no tener tiempo para cocinar. Una simple lata de conservas o un bocadillo de fiambre es suficiente para alimentar nuestro día a día. A lo largo de estos artículos culinarios emocionales hemos compartido diversas recetas, pero nunca habíamos pensado en aquellas personas que, por distintas circunstancias, no disponen del tiempo necesario para preparar una receta. Coincidiendo con el tema de esta ocasión, «Estrés Emocional», hemos decidido elaborar un plato pensado especialmente para quienes viven con prisas. La receta de hoy es sencilla y rápida: “Filetes rusos con ajetes y gambas”.
En los supermercados podemos encontrar fácilmente los ingredientes necesarios. En la sección de congelados están a la venta unos filetes rusos ya rebozados, de lomo de cerdo al ajo y perejil. Si buscamos en la misma sección, hallaremos el revuelto de ajetes y gambas. Este plato es sencillo y perfecto para combatir el estrés del día a día. Primero, sacamos los filetes rusos de su bandeja al vacío y los colocamos en un plato. A continuación, ponemos el revuelto de ajetes y gambas en una sartén para que se descongele. Preparamos dos sartenes: en una freímos los filetes rusos con un buen chorro de aceite de semillas, dejándolo calentar bien antes de poner los filetes. Cuando veamos que la parte inferior está dorada, les damos la vuelta hasta que ambos lados queden bien dorados.
En la otra sartén, echamos un poco de aceite de oliva, moderado, y calentamos el revuelto de ajetes y gambas con una pizca de sal. Removemos de vez en cuando durante unos ocho minutos y, al terminar, tendremos listo este plato rápido y eficaz contra el estrés: “Filetes rusos con ajetes y gambas”.
Vivimos en una sociedad donde las prisas marcan el ritmo de nuestras vidas, lo que a menudo nos conduce a situaciones de estrés. De hecho, gran parte de los accidentes de tráfico ocurren debido a las prisas o al deseo de llegar más rápido a casa. El estrés, hoy en día, es un problema común que puede desencadenar consecuencias graves como ictus, infartos, insomnio o hipertensión. Para combatirlo, es fundamental romper con la rutina, salir de lo habitual, buscar nuevos retos y abandonar el sedentarismo. Caminar después del trabajo o desplazarse andando o en bicicleta, cuando sea posible, son pequeñas acciones que pueden marcar la diferencia. Además, llevar una alimentación equilibrada y realizar actividades al aire libre contribuye significativamente a reducir el estrés.
Otra forma de relajarse es llegar a casa y dedicarse a actividades como leer un libro o la prensa diaria. Mantener la mente activa es clave para salir de la monotonía y evitar caer en el estrés. Personalmente, yo mismo he pasado por situaciones de estrés y lo combatí con senderismo, lectura y escritura, como estoy haciendo ahora mismo. Este hábito de mantener la mente activa me ha ayudado a tomar mejores decisiones y a mantener una mente equilibrada, complementada con una dieta sana y equilibrada.
Sin embargo, existe un tipo de estrés más complejo: el estrés postraumático, que aparece tras vivir situaciones traumáticas. La clave para enfrentarlo es adoptar una actitud positiva, afrontar la situación con entereza y tener ganas de vivir. En mi entorno conozco a personas que viven aceleradas, que necesitan detenerse y tomarse un respiro, ya que este ritmo de vida puede derivar, a largo plazo, en problemas graves e incluso en la muerte. Aunque no se mencione con frecuencia, muchas personas sufren accidentes cerebrovasculares o infartos debido a una vida estresante, una mala alimentación y la falta de ejercicio.
Si miramos al pasado, ya en la prehistoria, los cromañones llevaban una vida sedentaria y consumían grandes cantidades de carne tras sus cacerías. Aunque no disfrutaban de las comodidades actuales, el exceso de carne probablemente también les traía problemas de salud. Más tarde, en la época romana, según relatan libros y películas, la vida tranquila y sedentaria también era evidente en los rostros de figuras históricas como Julio César o Marco Antonio.
Lo más importante que me inspira esta receta es que, aunque el estrés llega sin avisar, podemos controlarlo modificando nuestro estilo de vida. No se trata de seguir un camino rígido y lineal, sino de buscar nuevas formas de vivir, plantearnos pequeños objetivos diarios, como caminar una hora, asistir a clases de canto o lectura, disfrutar de una película en familia o seguir una dieta saludable diseñada por un nutricionista. Todos esos objetivos están al alcance de nuestra mano, ¿por qué no intentarlo?
Para finalizar, quiero compartir una historia real que ilustra cómo el cambio de hábitos puede salvar vidas. Fernando, un agente comercial de Sevilla, llevaba una vida frenética visitando establecimientos de toda la provincia, comiendo de manera poco saludable y fumando casi dos paquetes de tabaco al día. Con apenas 45 años, sufrió un infarto mientras trabajaba. Fue trasladado de urgencia al hospital Virgen del Rocío, donde le practicaron un cateterismo y le colocaron dos bypass en el corazón. Los médicos le advirtieron que debía cambiar radicalmente su estilo de vida.
A partir de ese momento, Fernando adoptó un nuevo enfoque: dejó de fumar, comenzó a comer sano y a hacer ejercicio regularmente. Hoy en día se siente más ágil y feliz con su nueva vida, y suele decir que, de no haber cambiado, probablemente no estaría aquí para contarlo. Esta experiencia le enseñó que, a veces, necesitamos tocar fondo para darnos cuenta de lo importante que es cuidar de nuestra salud.
El estrés llega sin avisar, pero está en nuestras manos cambiar el rumbo de nuestras vidas. Como dice Fernando:
“Tú puedes combatir el estrés con una mente sana y un cuerpo sano, que es el primer paso hacia un cambio real en tu vida”.
LA COCINA DE LAS EMOCIONES
UNA NUEVA RECETA EMOCIONAL EN EXCLUSIVA PARA LOS LECTORES Y LECTORAS DE INFOGUADIATO
SERGIO DELGADO CINTAS
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