Ya nos vamos conociendo un poquito más, tú y yo; es decir, yo, el articulista, y tú, el lector o la lectora. No quería dejar de mencionar a las personas que he conocido a lo largo de mi vida. De ellas he aprendido, tanto de hombres como de mujeres, que la vida está hecha de momentos, así de simple. Algunos chamanes, mientras fuman la pipa de la paz en territorio comanche, dicen lo siguiente: «Cuidado, estás en la zona peligrosa de tu propia existencia. Si das un paso más al frente, entrarías en zona prohibida e invadirías nuestro terreno». Podremos estar de acuerdo o no con ciertas invasiones de territorios, pero lo cierto es que todo se hace de manera agresiva y mortal, movido por el poderoso caballero, Don Dinero.
Sin acuso de recibo, presta atención a la epístola que estás a punto de recibir, sin remitente alguno, simplemente descrita y deletreada por un hombre que surca los mares del sur. Falta poco para que me inmole, en la medida de lo posible, a media-alta intensidad por los poros de tu piel, mientras mis disparos mentales sobre las dialécticas del hedonismo ético o el hedonismo axiológico me ayudan a comprender mejor sus diferencias en cuanto a las finalidades de nuestras conductas sobre la felicidad y el bienestar.
Y en esas estoy, buscándome a mí mismo, explorando cada día emociones nuevas, intuyendo creaciones que pueden gustar o no, pero que son fruto de mi propia cosecha. Son cosas que surgen de mi cabeza, hechas con mucho cariño y esmero para hacer volar mi imaginación y disfrutar de la libertad que me brinda este espacio. En este rincón de mis columnas, esta amalgama de materias emocionales me hace sentir tan unido a mi libertad de expresión como a la dignidad de pasar por esta vida, como aquel pajarillo que intenta calmar su sed a través de estas reflexiones emocionales y espirituales, que pienso que no hacen mal a nadie.
Buscaré otros resquicios para poder llegar a ser la mitad de lo que tú eres capaz de hacer. No quiero que estas aguas estancadas te impidan avanzar y dar los pasos necesarios para que, siempre, siempre, intentes ser feliz, haciendo lo que más te guste en cada momento, siendo tú mismo, y sin dejar de luchar por tus objetivos. Que nadie distorsione tus sueños. Todos somos parte y cómplices del desajuste social que nos invade hoy en día. ¿A qué esperamos para reaccionar? Todavía estamos a tiempo de subirnos al tren de la esperanza. Y en esa esperanza te sitúas, esperando que algo te motive, que algo te suceda, que algo te llegue. Y eso que tanto tiempo esperabas era tu propio espacio, un espacio que cada uno de nosotros debe darse para llegar a ser mejores. ¿Mejores qué?… Mejores personas.
Y todo empieza y termina cuando la avería y la destrucción lo han devorado todo. Es entonces cuando debemos volver a empezar, cosa ardua y más que complicada. En el mejor de los casos, otras cosas resultan aún más difíciles, pero aquí estamos, de pie. Luchar contra viento y marea es nuestra tarea, querido o querida lector o lectora.
Finalmente, esta carta termina con mi firma estampada y el sello lacrado de nuestra identidad, que nos hace únicos, con esa especialidad que es el amor por las pequeñas cosas.
Atentamente, para mis amigos y amigas de mi columna en M’Expreso de InfoGuadiato, les deseo unas felices Ferias y Fiestas en honor a Nuestra Señora del Rosario.
¡Salud!
M’EXPRESO, A PESAR DE QUE TODO SEA UN DESASTRE Y UN CAOS
¿Y TÚ, TE EXPRESAS?
¿A QUÉ ESPERAS PARA LEERLA?
SERGIO DELGADO CINTAS
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