Sin rodeos

Después de un tiempo, meditándolo y llevándolo hasta las últimas consecuencias, he decidido que ha llegado la hora de sacar la artillería pesada. Lógicamente, todo mi armamento son las palabras, mis escritos, allá a donde mi cabeza y mis sentimientos me lleven. Mis argumentos les pueden parecer bien o mal, quizás peco de contar mi vida abiertamente, pero es que no tengo nada que ocultar. El próximo 10 de octubre se conmemora el «Día Mundial de la Salud Mental», y yo, como enfermo mental, cosa que no rehúyo aunque pueda parecer banal, no me considero como tal. Un enfermo mental no es una persona peligrosa, agresiva o violenta. Tampoco una persona con problemas mentales es alguien poco sociable y ajeno a lo que está pasando o sucediendo. Porque, para esa demostración, y no es una cuestión de protagonismo, estoy yo.

Mi camino desde el momento en que me diagnosticaron la enfermedad no fue fácil ni halagüeño. Después de que me dieran de alta en el Hospital Provincial Reina Sofía de Córdoba y regresara a mi municipio, Peñarroya-Pueblonuevo, pasé por una depresión que duró dos años. Tuve dos opciones: corría la primavera del año 2015. O bien me quedaba penando mi enfermedad en casa, sin salir, y llevaba una vida en plena soledad y en un retiro que de dorado tenía poco, o cogía la segunda opción, que sería aceptar mi enfermedad y, poco a poco, salir a la calle y empezar a ser visible para la sociedad, ocupando mi tiempo libre en ayudar a los demás y siendo la persona que siempre he querido ser: una persona amable y tranquila, y, a la vez, divulgador de asuntos relacionados con la salud mental, además de ser yo mismo con todas las personas que me rodean. Y esa segunda opción fue la que finalmente decidí elegir.

Tengo que decir que soy consciente de que, a lo mejor, soy muy explícito cuando escribo sobre mis experiencias como enfermo mental o cuando expongo algún pasaje de mi vida en el que salen a relucir aspectos íntimos sobre mi salud mental. Doy fe de que lo hago sin ningún tipo de maldad, aunque a algunos les moleste o piensen mal de mis escritos. Pero sé que a algunas personas les puede acabar ayudando y les puede permitir salir del agujero en el que yo estuve.

La vida se compone de tres cosas: salud, amistad y amor. En esas tres posiciones se establece mi vida. Ya que en la escala de valores todo se disuelve según el prisma con el que se mire, y, sobre todo, en temas tabúes como la salud mental, la sociedad se acaba despegando por puro desconocimiento o, tal vez, por las etiquetas que, a primera vista, te ponen aquellos que te juzgan sin conocerte y sin apenas establecer una conversación. La salud mental está, hoy en día, a la orden del día, y son, y somos, muchos los diagnosticados cada día, sean conocidos, dígase famosos, o desconocidos, como nosotros.

Los enfermos mentales tenemos un déficit de autoestima y de manejo de emociones, lo que a veces nos hace ser un poco pesimistas y con nuestras rarezas. Pero, ante todo, traslado a la sociedad en general que no nos juzguen, porque somos buenas personas, y, como digo yo, somos personas sensibles y diversas, lo que nos hace especiales. Y como se va acercando el Día Mundial de la Salud Mental, y estaremos el próximo 10 de octubre celebrando dicha festividad en nuestras ferias y fiestas en honor a Nuestra Señora Virgen del Rosario, nuestra Patrona y Alcaldesa Perpetua de Peñarroya-Pueblonuevo, quería mandarte, a través de este artículo de M’Expreso, en exclusiva para los lectores de Infoguadiato, un mensaje de ánimo.

A ti, que estás atravesando en estos momentos por una enfermedad mental, y también, dicho sea de paso, para los futuros diagnosticados con alguna enfermedad mental, te envío todos mis mayores deseos de que sepas que la salud mental es cosa de todos.

«Hoy soy yo. Pero, mañana puedes ser tú».

M’Expreso a través de las palabras justas y necesarias para ayudarte con mis reflexiones y experiencias sobre la salud mental.

Y tú, ¿te expresas?

¡Léela, y te darás cuenta de que puedes ser uno de nosotros!

Sergio Delgado Cintas