No soy de escaparme de la realidad.
La realidad es la que es, y lo que ves.
Me aprisiona bajo el objeto de un «no sé qué» y un «no sé cuándo», pero han resurgido en mi mente viejas aspiraciones, antiguas batallas que ya luché, bajo serias doctrinas, bailando con la soledad.
Sin embargo, en mi línea imaginaria pernoctan mil ideas de seguir adelante, muy a pesar de las adversidades y de las grandes pérdidas.
Sé que, por pura casualidad shakesperiana, volverán aquellos viejos fantasmas para recordarme mi propia existencia.
Juzgar, mendigar…
Dos palabras donde la soberbia y la humildad doman al malo y al bueno, domestican al rico y ayudan al pobre.
Una vez, en el bosque, una cierva herida fue socorrida por un lobo.
Un gesto que la naturaleza vio con bondad, y que contrastaba con la mirada del ser humano, que —ni corto ni perezoso— se cree el rey del bosque.
Aquel aullido del lobo sirvió para salvar a la cierva, antes de que fuera una pieza codiciada por furtivos.
Por eso, al lobo no hay que etiquetarlo como malo, ni al ser humano como bueno.
Porque muchas veces nuestra madre naturaleza, con su flora y su fauna, nos da grandes lecciones:
cómo vivir en libertad, sin hacer daño a nadie.
Y aunque lo intentes, sé que volverás.
Sutiles melodías me susurran que regresarán aquellos maravillosos años,
donde tú y yo fuimos felices.
¿VUELVES?
Estoy seguro de que sí.
Me expreso si vuelves, con todo lo que te di.
¿Y tú, te expresas?
¿A qué esperas para leer esta nueva cápsula emocional en exclusiva para los lectores y lectoras de Infoguadiato?
Sergio Delgado Cintas
0 comentarios