Quizás en la vida todavía no hayamos hecho nada extraordinario; quizás, como en mi caso, no hayamos estudiado una carrera universitaria, ni hayamos patentado o creado algo que contrarreste algún mal. Sin embargo, este proyecto que tengo entre manos, que me ronda la cabeza, me trae más pensamientos positivos a medio y largo plazo.
Quiero ayudar con estas recetas de cápsulas llamadas M´Expreso para Infoguadiato, en forma de artículos para el medio digital de este periódico local. Aparecerán de vez en cuando, algunas veces a la semana, con la mirada de un niño y la mente de un adulto, dirigidos a todas las personas que los necesiten. No seré ni el primero ni el último en querer ser ayudado por todos vosotros también; todo el mundo aporta, nadie se debe quedar atrás. En estas recetas, diversas y con un minucioso tacto, encontrarán refugio para sus miedos y dudas. Quizás haya personas que todavía no conozcan estas recetas, ¡háganselas llegar lo antes posible! Y también pueden pasarlas de boca en boca; están hechas con el amor de una madre y pueden incluso aliviar y calmar alguna avería interior.
Lo que te hace grande es difícil de ver, pero conectar tu lado positivo y controlar tu ego te hará avanzar tanto en lo personal como en lo laboral. A veces nos sentimos ciegos y necesitamos un bastón, y ese bastón lo representan nuestras ganas de vivir, de sentir el día a día, de alcanzar nuestros objetivos sin ponernos trabas unos a otros. No hace falta ganar una guerra; podemos llegar a la cima de nuestro éxito venciendo batalla tras batalla y logrando nuestros sueños sin dejar cadáveres atrás.
Todos construimos una gran pared infranqueable, ladrillo a ladrillo, fomentando la unión y el respeto. Nunca es tarde para aprender y seguir creciendo intelectualmente, recibiendo honores por nuestro esfuerzo y teniendo un punto fijo donde mirar y detenernos a detectar nuestras anomalías y deformidades. Como una casa que con los años necesita mejoras y reformas, así tenemos que cuidarnos cada uno de nosotros, aunar esfuerzos y no reprocharle al otro nuestras ambiciones. Sin previo aviso, debemos preguntarnos qué es lo que nos hace grandes: sentirnos como una hormiga con alma de león en medio de la selva y neutralizar nuestras prisas con calma y sosiego.
Todavía no hemos dicho nuestra última palabra y estamos dispuestos a bailar bajo la lluvia, con los halagos y críticas de los demás. Creo en esta sociedad, creo en nuestras posibilidades, creo que vamos a superar nuestros problemas, creo en lo público, creo en la justicia divina. Nadie nos podrá detener; somos como Robinson Crusoe, descubriendo nuevas especies marinas bajo el fondo del mar, y así debemos actuar en la tierra, descubriendo con nuestras herramientas nuevos métodos para alcanzar nuestro Éxito Interior.
La verdad la encontré cuando creí que mi vida serviría para algo si, en vez de quedarme parado, tomaba la mejor decisión de mantener ocupada mi mente todo el día. Por eso, cuando oigo a las personas decir “eso no lo puedo hacer”, yo les diría: “Una milésima de segundo en pensar en hacer algo para activar tu mente, es un gran paso para activar tu vida”.
Jamás imaginé que, junto a mi entorno, llegaría a alcanzar todos mis objetivos. Por lo tanto, lo que te hace grande también es gracias a terceras personas, personas que pasan por tu vida diariamente y te hacen la vida más fácil y agradable. Eso no se puede comparar con todas las cosas materiales que, por desgracia, están ahí como figurantes de la vida. Lo que importa es el cariño de las personas, el amor que te ofrecen en cada minuto, del roce, del cariño; y eso es un gran tesoro que debemos tener bien guardado.
Ahora, con la mirada de un adulto, veo las cosas distintas. Lo que antes, con veinte años, veía como difícil, ahora con treinta y ocho lo veo fácil y normal. En mi vida hay personas influyentes; entre ellas, mis padres, mis hermanos y mi tía por parte de mi madre. Ellos forman el núcleo duro de mi vida. Después están mis cuñadas y mis dos sobrinos. Sin su apoyo, este proyecto promovido por mi familia y la sociedad no sería real ni tangible. Por eso, “una familia y una sociedad unidas nunca serán vencidas”.
Te voy a contar una anécdota que le pasó a un conocido de mi entorno que no sabía cómo relanzar su vida hasta que encontró una solución a sus problemas. Pedro Javier es un exitoso economista que da clases en la Universidad Complutense de Madrid. En sus ratos libres toca el saxofón y le apasiona todo lo relacionado con Haití. Viendo que su vida eran horas y horas de oratorias y explicaciones en la facultad y que su matrimonio hacía aguas, ya que su mujer ejerce como juez en el Tribunal Constitucional y apenas tenían tiempo para cuidar de sus dos hijos adolescentes, un día decidieron dar un impulso a su vida. Cuando vieron por televisión las imágenes desoladoras del tsunami en Haití en el año 2010, decidieron impulsar sus vidas y dejarlo todo, incluidos sus puestos de trabajo, y se trasladaron a Haití con sus dos hijos como cooperantes de una ONG solidaria para reconstruir Haití. Una vez instalados allí, Pedro Javier enseñaba a niños a tocar el saxofón y, en las aulas instaladas sobre un colegio en reconstrucción, empezaron a dar clases junto a su mujer a los numerosos estudiantes que querían estudiar Economía y Derecho. Todo un ejemplo de empatía y solidaridad: lo que te hace grande es hacer cosas por los demás sin recibir nada a cambio.
En numerosos episodios de mi vida, casi nunca la palabra «empatizar» ha estado en mi mente. Pero desde que tropecé con mi enfermedad hace once años, he pasado de ser un ser humano con la piel dura a ser un ser humano con una capacidad de sentir por los demás que jamás imaginé que fuera tan accesible. He pasado a ser una persona de lágrima fácil y corazón vulnerable contra las injusticias, de ser un egoísta a ser bondadoso, rico en valores y pobre en etiquetas.
No podemos ayudar a todo el planeta, pero sí podemos ser transmisores de un mensaje que tenemos que tener claro: “En la hipótesis de encontrarnos sin ninguna salida, otros pueden tener la llave para abrirnos la puerta de las soluciones a nuestros problemas”.
Por lo tanto, nunca digas “no puedo” ante algún problema. Busca la manera de salir adelante, solo o con ayuda de alguien. Lo que te hace grande es saber que tienes un hombro donde llorar o apoyarte para seguir caminando. Siente el aliento de algún familiar o amigo, siente la fe en alguna creencia divina o humana. Nunca te dejes atrás lo que te puede llevar hacia adelante. No abandones las mochilas porque lo que pesaba no era la mochila, era yo.
Por lo tanto, cambiando nuestra actitud ante la vida, podemos crear una persona nueva ante nuevos ataques. Así pues, lo que me hace grande es difícil de ver: “ES MI ESENCIA”.
“Si la diplomacia es un arte, seamos artistas” (ANXO PÉREZ).
M´Expreso, una nueva cápsula, ha encontrado un lugar nuevo para instalarse: Infoguadiato.
¡Espero que esta cápsula te haya gustado y te haya hecho grande como a mí!
Sergio Delgado Cintas
Sergio …tu tienes madera y no eres boliviano ,eres de aquí ,eres nuestro ,guadiateño peñarriblense y digo más que es lo más grande…… de Peñarroya-Pueblonuevo