Siempre estaremos a su lado, mujer belmezana de arte y tronío, trabajadora y siempre pendiente de su gentilicio, ese honor que ellas defienden con todo fervor. Muy familiares y siempre con las manos abiertas para los demás, comprometidas y con esa sonrisa que delata cercanía y solidaridad en situaciones difíciles. Ellas siempre toman el timón y llevan a su barco familiar al mejor puerto, construyen y potencian esa unión familiar, tan importante en la vida que nos toca vivir. Luchadoras y fieles a su arraigo al lugar donde viven, su capacidad de ayuda es perenne con todo el que la necesite.
La mujer belmezana es muy valiente y de una belleza magistral; su porte, su elegancia y su saber estar son sinónimos de por qué ese pintor cordobés la eligió como musa para varios cuadros que hoy están expuestos en el Museo de Arte Julio Romero de Torres. La belmezana y esposa de él, Doña María del Carmen Pellicer López, nacida en la Plaza del Santo, antigua Escuela de Capataces Facultativos de Minas, es un lujo poder disfrutar de su compañía a lo largo de los años. Sentimiento y admiración siempre, unido a ese agradecimiento por tenerlas en nuestras familias y a nuestras madres y hermanas, nacidas bajo este cielo azul transparente de nuestro Belmez. Va por todas ellas. Su belleza siempre la admiraremos, tanto la exterior como la interior; es el soporte de una gran mujer.
¡VIVA Belmez y sus mujeres!
Daniel Solano Sujar
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