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Este sábado, las calles de Córdoba se llenaron de voces de protesta en una manifestación convocada por la Federación Sindical Mundial (FSM) y apoyada por el sindicato de clase CTA. El motivo: el rechazo frontal a la posible ampliación de la edad de jubilación hasta los 72 años y a las políticas que precarizan las pensiones públicas en España. La movilización no solo denunció la reforma de las pensiones, sino que también puso en evidencia el descontento con un sistema que, según los manifestantes, prioriza los intereses del capital sobre los derechos de la clase trabajadora.
Un recorrido por las reformas que han debilitado las pensiones
Los manifestantes recordaron cómo, desde la aprobación de la Ley 27/2011 durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, las pensiones han sufrido un recorte del 30%. Esta ley, que entró en vigor en 2013 y se extenderá hasta 2027, aumentó los años necesarios para calcular la base de cotización de 15 a 25 años. «Empezamos en los años 80 con dos años, luego pasamos a seis, después a ocho, luego a 15 y ahora vamos por 25», explicó uno de los portavoces. Este cambio, según los sindicatos, ha precarizado las pensiones y ha dificultado el acceso a una jubilación digna.
Pero la preocupación no termina ahí. Recientemente, el gobierno ha aprobado un decreto, con el apoyo del Partido Popular, que permite la jubilación voluntaria hasta los 72 años. Aunque de momento es opcional, los manifestantes temen que esta medida sea el primer paso hacia una jubilación obligatoria a esa edad. «Primero bajan las pensiones y luego empujan a la gente a trabajar más años. Hoy es voluntario, mañana será obligatorio», advirtió uno de los oradores.
La privatización encubierta de las pensiones
Otro de los puntos críticos de la protesta fue la denuncia de los planes de pensiones de empleo, que están siendo introducidos en el marco de la negociación colectiva. Estos planes, gestionados por entidades privadas como La Caixa, transfieren parte de las subidas salariales a fondos de pensiones privados, exponiéndolos a la especulación financiera. «Esto le viene de perlas a los empresarios, porque no cotizan por ese dinero. Son los trabajadores quienes lo aportan con sus subidas salariales», señaló un manifestante.
Además, el gobierno ha incentivado estos planes con bonificaciones en el impuesto de sociedades, lo que, según los críticos, beneficia a las grandes empresas mientras se recorta el gasto público en servicios esenciales. «El impuesto de sociedades recauda 34.000 millones de euros al año, mientras que el IVA, que pagamos los trabajadores, recauda 87.000 millones. Es una muestra clara de quién carga con el peso de la economía», explicó uno de los participantes.
Un sistema laboral cada vez más exigente
La vida laboral en España se ha vuelto más larga y exigente. Antes, era posible jubilarse anticipadamente a los 60 años; hoy, la edad mínima son 63 años. Además, para jubilarse a los 65 años, se requieren 38 años y medio de cotización, frente a los 35 años que se exigían anteriormente. «Esto significa que cada vez es más difícil acceder a una jubilación digna», lamentó uno de los manifestantes.
El papel de los sindicatos y la lucha en las pequeñas empresas
Durante la manifestación, se destacó el papel de sindicatos como CTA, que están trabajando en la reactivación del movimiento obrero en Córdoba. «Es fácil ponerse en la foto cuando hay grandes acuerdos, pero es difícil dar callo en las pequeñas empresas, donde se cuece la precariedad», agradeció uno de los portavoces a los miembros de CTA por su labor en empresas como Treico y en sectores como el de las ambulancias.
Llamada a la unidad intergeneracional
La protesta también hizo una llamada a la juventud, que enfrenta un desempleo insoportable y un futuro laboral incierto. «Les estamos diciendo que van a tardar más en entrar al mercado laboral, que trabajarán en peores condiciones y que se jubilarán más tarde. Esto es insostenible», afirmó uno de los oradores. Además, se criticó el deterioro de los servicios públicos, como la sanidad y la dependencia, que afectan tanto a jóvenes como a mayores.
El manifiesto finalizó con una advertencia a los políticos y empresarios que promueven estas reformas: «Que se vayan al carajo si pretenden llevarse nuestras pensiones. La juventud luchará junto a nuestros mayores en un pacto intergeneracional para defender un sistema de pensiones público y digno».
La manifestación en Córdoba no fue solo una protesta contra la jubilación a los 72 años, sino un grito de indignación contra un sistema que, según los manifestantes, está diseñado para beneficiar a los grandes capitales a costa de los derechos de los trabajadores. Con un futuro laboral cada vez más incierto y una juventud desesperanzada, la lucha por unas pensiones dignas y un sistema de cuidados público se ha convertido en una batalla esencial para garantizar la dignidad de todas las generaciones.
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