Dani Solano Sújar
Cuando, desde la lejanía, estás siempre pendiente de ese núcleo que te vio por primera vez ver la luz del día, y a pesar del tiempo ya emigrado, sientes ese deseo continuo de recordarlo y vivirlo de cerca, ese amor a los tuyos, todos esos que ya tristemente nos dejaron, pero que en nuestro subconsciente siguen a nuestro lado, porque nunca se habrán ido si los mantenemos en nuestra memoria y en nuestro corazón.
Belmez es nuestra referencia y lo será de por vida, un sentimiento que nace en lo más profundo del corazón y que se mantiene muy vivo a pesar del descenso de la población. Este amor a sus calles y plazas siempre está presente en esas conversaciones y en esos deseos continuos de sentirse belmezano, un sentimiento y un arraigo que perduran para siempre, vivas donde vivas.
Belmezano es nuestro gentilicio y qué orgulloso estoy y estamos de ello. Sentirse belmezano es esa fuerza innata que nace en las entrañas de nuestras casas blancas, de esa familia que siempre tiene los brazos abiertos cuando llegamos y todo se le hace poco para dárnoslo. Belmezano es una forma de ser y una forma de sentir, y esa es nuestra referencia positiva, ese entorno que se vive a diario en sus calles, ese olor y ese amor puro a lo nuestro, que siempre queda demostrado cuando alguien nos necesita. Sentimientos puros que salen de ese órgano vital, nuestro corazón, parte muy importante en la vida social y humana, todos juntos siempre y muy unidos. Ese es nuestro mensaje: Belmez es parte de nuestras vidas, se realizaron en este lugar. Aquí fuimos muy felices, aquí nos enamoramos y formamos nuestras familias. Belmez y nuestro referente, ese Castillo, a pesar de la distancia, siempre en mi corazón. Sentirme belmezano es lo mejor que me pudo pasar. Gracias de corazón y ¡Viva Belmez!
0 comentarios