La vida te depara muchas situaciones que, a lo largo de ella, vas recordando y recordando. Esos años de niñez, ese tiempo de formación personal, donde las amistades eran ese punto y soporte de una dura vida, esos trabajos de nuestros padres en las minas, y el sustento había que buscarlo. Eso les hacía forjarse en una vida dura, pero a la vez gratificante, ya que les permitía mantener una gran familia y darle todo lo mejor.
Hoy, amigo Agustín Navarro, persona muy cualificada y entregada desde hace mucho tiempo, haciendo una labor sublime en este periódico digital, en ese grupo de dirección del mismo, donde contamos esas vivencias y, gracias a vuestro esfuerzo, tiene ese gran alcance. Hoy traigo una familia belmezana que, a pesar de los años, sigue en nuestro pensamiento y en nuestro corazón. Antonio Herrera y Adelina García vivieron en los años sesenta y setenta en Belmez, en un grupo de viviendas que el patronato de la Obra Sindical hizo en un terreno que tenía la Sociedad Minera Metalúrgica de Peñarroya, cerca del paseo del parque. Eso era como un retiro y algunos huertos que pertenecían a las viviendas de la casa grande de esa cariñosa y muy querida Plaza del Santo. Ahí, en ese espacio, se construyeron esas treinta y dos viviendas, terminadas en el año 1956. Ese grupo se llamaba Nuestra Señora de las Mercedes, y se le conocía como las Casas Nuevas del Parque.
Tiempos de emigración y trabajos en esa empresa minera. En la calle Parque número dos, en la planta baja y frente al cine de verano El Gran Capitán de los Gallardos, vivía esta gran familia, inolvidable para todos. Un matrimonio con altos valores y un cariño siempre mostrado a las demás familias que también compartíamos viviendas en ese maravilloso espacio. Esa gran amistad se fraguó y hoy sigue muy viva. Un tiempo inolvidable, lo de uno se repartía con todos y esas amistades nunca tuvieron brechas ni disgustos, solo amor y esperanza, ya que la principal virtud era estar unidos y muy cerca uno del otro vecino. Una amistad que, gracias a Dios, hoy sigue muy de cerca, independientemente de donde vivamos en la actualidad. Hoy, con nuestros padres ya fallecidos muchos, el amor que sentimos los unos por los otros está vigente y nunca dejará de estarlo. Belmez y esas Casas Nuevas del Parque son ese patrimonio de amor de verdad y ese sentimiento nos unió de por vida. Nunca dejaré de quereros, siempre estaréis conmigo y en mi corazón.
Daniel Solano Sújar
0 comentarios