Decía el filósofo griego Platón lo siguiente: «Elige como pareja a alguien mejor que tú. No necesitas a alguien que te quiera tal y como eres. Necesitas a alguien que te ayude a crecer cada día». Con esas premisas, escuché el sonido del agua que pasaba delante de mis ojos, y de tal manera me mojaba los pies, al mismo tiempo que me mojaba por ti y por las veces que disparé al aire a salto de mata, sin encontrar la salida ni cómo escapar de este juego que comenzamos en el rocío de la mañana.
Las relaciones de pareja son la contrapartida perfecta, pero empiezan a ser tóxicas cuando uno de los dos tira de la relación o cuando uno empieza a depender del otro. Ese tira y afloja, como la falsa «monea» que, de mano en mano, va y ninguna se la «quea», como dice la copla. Vivimos instalados en la servidumbre, en el infinito costumbrismo en el cual padecemos un conformismo absoluto, donde nada nos conmueve. Quizás serán los nuevos tiempos, el sigilo o las nuevas modas. Estas normas impuestas e impostadas nos hacen vivir en un mundo artificial, donde, como dice el libro «El arte de la guerra» del general chino Sun Tzu: «No darás un paso al frente, ni te moverás, sin antes asegurarte de que tu enemigo no se mueva ni dé el primer paso de ataque». Este libro, escrito hace ya unos cuantos siglos, es la referencia de los grandes líderes de todos los ámbitos: político, empresarial, social, cultural, deportivo…
Pronto, para principios de noviembre, llegará un nuevo azote para este mapa mundial, cada vez más devastador y desolador. Llevamos un tiempo sin escuchar noticias sobre la guerra en Ucrania, un conflicto que desde marzo de 2022 sigue activo, con un líder intentando invadir un país que se independizó hace más de dos décadas, pero que él, con malas artes, quiere recuperar. Luego, nos trasladamos a Oriente Próximo, a Gaza, donde desde principios de octubre del año pasado, Israel y Palestina protagonizan un conflicto parecido al de Rusia y Ucrania. Pero estos luchan a pecho descubierto, por tierras prometidas y en nombre del padre, tanto los israelitas como los palestinos, en una pugna por controlar tanto el territorio como las mentes de sus ciudadanos.
Somos parte y cómplices de todo esto que está ocurriendo con estas dos guerras, y algún día nos afectará directamente, y no será en un futuro lejano. Entonces nos daremos cuenta de lo que realmente importa: no es la opulencia, no es tener más ni poseer lo más grande, ni extraer las mayores fortunas. Lo más importante son las personas, los seres humanos, y ese es un valor incalculable. Todo lo que hagamos debe ser sin esperar nada a cambio. Las contraprestaciones de todo lo que hacemos por el prójimo caerán por su propio peso si lo hacemos por puro interés. No todo vale, y si lo hacemos de corazón, eso realmente no tiene precio, al igual que las personas. Eso es «universal».
M’Espreso, a mi manera, sin pedir nada a cambio.
¿Y tú? ¿A qué esperas para leer esta nueva cápsula?
En exclusiva para Infoguadiato,
Sergio Delgado Cintas.
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