Para todos los telenostálgicos a mediados y a finales de los noventas existía un programa de televisión llamado “Sorpresa, Sorpresa” que se emitía en Antena 3, conducido por la presentadora extremeña Isabel Gemio. Creo que era los viernes por la noche cuando lo emitían, salían gente anónima entre el público o bien iba a sus casas a darles las sorpresas o bien con gente famosa o tal vez con algún familiar, amigo, pareja etc. Existen algunas leyendas urbanas sobre dicho programa, pero eso es caso para los expertos en temas paranormales. Yo era un fiel seguidor de ese programa, como también a la serie “Manos a la obra” una pareja de albañiles chapuceros que le salían todas las chapuzas mal por culpa del “vago” de Benito, ya que Manolo era más formal y trabajador.
Analizado este tema de la historia de la televisión lo he mencionado por qué tanto en Sorpresa, Sorpresa y Manos a la obra no dejaban de sorprenderme dicho programa y dicha serie y como en esta receta vamos a escribir sobre la “Sorpresa Emocional” he querido darle una introducción televisiva. Para esta receta cuento con la ayuda de un pinche de excepción mi hermano Christian que me está preparando los ingredientes esenciales para esta receta.
Ponemos en una olla a cocer agua caliente, cogemos una media docena de huevos tamaño XL y lo ponemos a cocer unos diez minutos más o menos, lo siguiente cuando los huevos estén cocidos es de quitarles las cascaras a los huevos, procedemos a cortarlos por la mitad y lo rellenamos con atún, anchoas y unos pimientos del piquillo, las anchoas se añaden al gusto, para mi gusto le añadiría gambas peladas, unos trocitos de piña y salsa rosa, queda un plato exquisito y muy rico, y en la presentación de esta receta de “Huevos Tontos o Huevos Sorpresas” según como lo digamos en el buen sentido.
En la presentación de este plato ponemos alrededor de los huevos un poquito de salsa de soja y adornando a los huevos una ramita de perejil o unas hojas de mentas, siempre al gusto del consumidor, que es a la postre el factor sorpresa como cuando ganó la Premier League el Leicester hace casi una década.
A colación con la Sorpresa Emocional, os voy a contar que mi infancia mi madre me hacía por cada cumpleaños una sorpresa, pero me acuerdo que cuando llegaban mis amigos a mi casa mi madre nos hacía un juego con las gominolas, cerraba los dos puños en un puño no tenía nada y en otro tenía una gominola. Entonces nosotros teníamos que tocar un puño, si lo abría y no tenía nada, pues nos quedábamos sin nada y si lo habría y tenía una gominola esa era la sorpresa y no veas si daba carrete ese juego, todos puestos en fila y mi madre disfrutaba como una niña con ese juego. El factor Sorpresa está en todos los ámbitos de la vida, cuando menos te lo esperas la Sorpresa puede ser para bien o para mal.
Al otro autor de este libro mi hermano, le dimos una sorpresa hace unos cuántos de años por su cumpleaños. Él no sabía, pero la sorpresa no era mi madre y yo, porque nosotros hemos estado en Córdoba donde mi hermano reside, sino porque en esta ocasión iba a verle nuestra Tía Rosario, era lo que él nunca se esperaba, esa era la sorpresa, que ella viera su piso nuevo y saliese por unas horas de su rutina que es estar en su tienda de comestible de Peñarroya. Su presencia ese día de mi tía allí en Córdoba supuso uno de los mejores días que recordará mi hermano Christian, aquel día será también recordado por todos nosotros, mirar la cara de sorpresa de mi hermano al verla no tiene precio, ese momento está grabado por teléfono móvil, como tantas fotos que se hicieron dicho día para inmortalizar ese momento.
Otra sorpresa que me viene a la cabeza fue cuando fuimos hace casi tres años al cumpleaños de mi hermano Arturo mi madre y yo. Nos desplazamos sin decir nada con un amigo suyo que nos llevó a Torrejón de Ardoz en Madrid. Nos llevó hasta la urbanización, tocamos el telefonillo de su piso, no nos abría, insistí tanto hasta que le cogió, y le dije; “Soy yo tu hermano Sergio”, y me dijo: “No iba a contestarte y a coger el telefonillo, yo sin saber quién llama y sin saber que va a venir nadie no le abro a nadie”.
Pero al final contestó y no sabía que contestar, lo pillamos haciendo tortillas y demás aperitivos para celebrar su cuarenta cumpleaños y lo iba a celebrar en un local que estaba al lado y en la misma urbanización al salir de ella. Su rostro lo decía todo e incluso lloró cuando mi cuñada Yasmina la mujer de mi hermano le regaló una trompeta le puso la sordina que llevaba y tocó unas saetas y pasos de Semana Santa recordando sus viejos tiempos en el pueblo cuando tocaba con la banda de música.
Hay diversos y variopintos tipos de sorpresas, pero la mayor de mis sorpresas sería ver que se erradicara la pobreza y el hambre y que todo el mundo tuviera acceso a una vivienda, trabajo y comida y que en algunos países tercermundistas tuvieran acceso a la cultura y a la educación y que también obtengan un bien escaso: El agua potable. Es uno de los deberes que nos tenemos que poner todas las personas que tengan acceso a todas las cosas nombradas anteriormente, ¿Qué podemos hacer nosotros por el mundo?, con bien poco podemos llevar nuestra solidaridad, no hace falta poner dinero, se pueden hacer miles de cosas a coste cero que puede ser sorprendente, cada país puede aportar un poquito más en sus presupuestos para erradicar dichas faltas, no sólo se trata de la Macroeconomía de Keynes ni otros gurús de la economía pronunciándose cómo salir adelante de una crisis, si subir o bajar impuestos, si hay más personas o menos en desempleo, y si estamos o no en desaceleración económica.
Se trata de que un país como España no nos deje de sorprender cada día, de cantidad de Monumentos declarados BIC y de Paisajes encantadores y cautivadores, que te atrapa y te seduce con sus costumbres y gastronomía. La palabra sorpresa añadimos emocional, nos deje un regusto cuando la sorpresa es buena, pero con un mal sabor de boca cuando son malas o tristes.
En la historia que voy a contar a continuación va de una estudiante que está de Erasmus y el final es como esta receta, sorprendente. Lucía es una joven de dieciocho años, nacida en Alcobendas (Madrid), es su primer año de Erasmus está en Dublín (Irlanda), cursando su primer año de Ciencias Exactas y Psicología, sacó un promedio de nueve coma noventa y siete en selectividad iba a cursar Medicina pero al final influyó la profesión de su padre de Docente de Universidad de Ciencias Exactas y su madre Psicóloga en un Centro de Discapacitados Psíquicos.
Lucía lleva una vida ajetreada en sus ratos libres, trabaja de noche en un Pub de Dublín. Hace dos años ya estuvo en Dublín en un viaje de fin de curso del Instituto cuando cursaba Primero de Bachillerato, allí coincidió en el Día Nacional de la República de Irlanda el diecisiete de Marzo, día de su Patrón, San Patricio. Fue una semana intensa y se fue con la intención de volver y así sucedió. Este año en pleno centro de Dublín en la calle O’Connell Street conoció a un chico que también estaba de Erasmus es Italiano y se llama Fabio y está cursando el primer año de Ingeniería Industrial. En dicho centro de Irlanda saltó la chispa y la química, se hicieron muy amigos hasta que en el puente de los Santos en Noviembre se le declaró el chico.
Empezaron ambos una bonita historia de amor, por motivos de trabajo no tenía pensando en pasar las Navidades junto a su familia, iba a ser su primer año fuera de su casa y de su país, lejos de su familia, de su ambiente. Ella tenía que trabajar en el Pub todo el mes de Diciembre, pero su jefe el del local irlandés viendo que se acerca las Navidades, le concedió desde el día veintitrés de Diciembre hasta el siete de Enero del año nuevo vacaciones y ella cogió un vuelo exprés de una aerolínea de bajo coste que le llevaría a casa el mismo veintitrés por la noche a Madrid y esta vez le daría una doble sorpresa a sus padres, porque ellos no la esperarían para estas fechas y porque no vendría sola, venía acompañado por su novio italiano Fabio.
Sus padres ya habían cenado, estaban en la casa viendo la televisión una serie por una plataforma de streaming muy conocida, cuando sonó el timbre de casa y vio su padre por la cámara de la puerta que era la niña, su única niña ya convertida en una mujer, avisó a su esposa y junto bajaron a abrirle la puerta y a saludarla y cuando le dijo que aparte de ser la sorpresa ella, había otra sorpresa, su novio Fabio y apareció con las maletas por la vuelta de la esquina. Se los presentó a sus padres y al día siguiente le enseñó Alcobendas, el Instituto donde estudió, el parque donde pasó su Infancia, y cogieron el tren de cercanías y le enseñó Madrid a su pareja, pasaron Nochebuena, Navidad y el Año Nuevo junto a su familia y su novio y el día de Reyes sus padres les invitó a comer al “Asador Donostiarra” en Madrid, al día siguiente de Reyes volvieron a la rutina y cogieron un vuelo a Dublín y vuelta a los estudios y a la vida fría y oscura de Dublín, pero esas caras de anonadados que se les quedó a sus padres al verla se les quedarán en la retina a Lucía.
La mayor de las sorpresas es cuando menos te las esperas y son las intangibles las que no se pueden tocar, como es la felicidad que causan las sorpresas y son hechas con amor, son inolvidables y son las que no tienen precio. Por lo tanto, voy a envolver unas cuántas sorpresas emocionales para estas Navidades o quizás esta receta sea una de ellas. ¡A comer sea dicho queridos comensales literarios!
“Mamá dice que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes el que te va a tocar” – Forrest Gump
“LA COCINA DE LAS EMOCIONES”
UNA NUEVA RECETA EMOCIONAL EN EXCLUSIVA PARA LOS LECTORES Y LECTORAS DE INFOGUADIATO
SERGIO DELGADO CINTAS
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