Aunque sirve para poco, en cuestiones que advierten de las consecuencias del cambio climático está ya casi todo dicho. No por mí o personas como yo sino porque hay un panel de expertos de la ONU que se dedican por entero a estudiar, a indagar, a observar y a predecir lo que le está pasando a nuestro Planeta y al rinconcito donde vivimos. Y no ofrecen opiniones, o pareceres sino datos contrastados. No hablan de futuro, hablan del presente. De manera que no vale hablar en términos paternalistas de qué planeta le vamos a dejar a nuestros descendientes porque todos estos fenómenos están pasando ahora y lo sabemos y debieran ser las noticias más graves e importantes de nuestras vidas.
Escribo estas líneas a orillas de un pantano, el de Sierra Boyera en el Valle del rio Guadiato, del que se decretó su defunción el 8 de abril pasado, lo que debiera haber sido motivo de luto nacional pero que, como está en la Andalucía profunda e interior, ha pasado sin pena ni gloria para muchos prebostes. Desde entonces, por los grifos de nuestros pueblos no sale agua sino un líquido túrbido y maloliente procedente de un embalse cercano (La Colada) cuyas aguas están afectadas por grandes dosis de bacterias que las hacen no potables. Por cierto, este dato nos hermana con Tarazona y su comarca; ¿vamos a ello?
Entre los datos que nos dan los expertos en relación con los cambios en el clima interesa distinguir entre los reversibles y lo irreversibles. Los reversibles, como su nombre indica, pueden cambiar, mejorar. Pero los irreversibles son ya imposibles de rectificar, aunque nos pusiéramos a ello con denuedo. ¿Es reversible que Sierra Boyera pueda algún día volver a dar de beber a nuestras gentes? Pues depende, pero harán falta muchos ríos de agua durante mucho tiempo. ¿Es irreversible acabar con la contaminación de las aguas procedentes de la Colada para que puedan ser usadas por nuestros pueblos? Pues también depende, en este caso, no del clima sino de las conciencias y de las voluntades de quienes tienen el poder para ello. Recordemos: el poder no es un sustantivo, es un verbo: poder hacer cosas.
De cualquier forma, la imagen de nuestras gentes, mayores, muy mayores haciendo cola para llenar un envase de agua de un camión es una imagen de la primera mitad del siglo pasado cuando menos.
Miremos hacia atrás, aunque sólo sea para coger impulso. Peñarroya es uno de esos pueblos que lo han dado todo en su historia y esperan una recompensa en forma de futuro. Resulta difícil imaginar hoy, medio siglo después, aquella ciudad viva y populosa, que rebosaba laboriosidad y pujanza comercial. Atrás quedó la época gloriosa de la fábrica de tejidos de yute, la fábrica de papel, la de abonos y productos refractarios, la fundición de plomo, los talleres metalúrgicos, la central eléctrica, surgidos todos ellos alrededor de las minas de carbón, verdadera fuente de energía para la industria nacional. No queda nada. La plusvalía aquí tuvo forma de empleo más bien precario, infraviviendas para el precariado y contaminación. No parecen imágenes del mismo pueblo.
¿Merece esta zona lo que está sufriendo? Evidentemente no. La sequía es la cuota parte con que la Naturaleza nos hace pagar por el desarrollo de otros, por el crecimiento despendolado de las sociedades acomodadas. El envenenamiento de las aguas que salen de nuestros grifos y la fórmula de suministro que acaba con la paciencia de todos y hasta con la economía no es un castigo divino y puede revertirse a base una medicina muy sencilla y barata que se llama movilización. Recuerden que sin movilización no habrá nunca transformación. Denle dos vueltas.
Enrique Monterroso
No hay que darle ni media vuelta para saber que el único camino que tenemos es ése LA MOVILIZACIÓN herramienta tan válida y efectiva como única disponible ¿A qué esperamos pues? Hemos perdido demasiado tiempo mientras a otros no paran de concederles concesiones unas tras otras como merecedores de lo eterno y lo divino.Peñarroya el camino está marcado Bienvenidos todos aquellos que se unan.Es el momento del cambio,de ése cambio que nunca llega pero que TODOS JUNTOS-AS HEMOS DE HACERLO POSIBLE