En el ámbito de la asesoría fiscal, la ética y la transparencia son pilares fundamentales para garantizar la confianza y satisfacción de los clientes. Sin embargo, cuando estos principios no se respetan, pueden surgir dudas y descontento entre los ciudadanos que confían en los asesores para gestionar sus asuntos tributarios. A continuación, se expone un caso que ilustra la importancia de una comunicación clara y una actuación moralmente correcta por parte de los asesores fiscales.
El relato de un ciudadano perjudicado
Un ciudadano expone su descontento con una asesoría fiscal local debido a la falta de claridad y la sensación de haber sido tratado injustamente. Todo comenzó cuando el Ministerio de Hacienda anunció que devolvería ciertas cantidades de dinero a ciudadanos que cumplieran con unos requisitos específicos entre los años 1968 y 1978. En busca de información y asistencia, este ciudadano acudió a una asesoría local.
En la asesoría, se les solicitó proporcionar su firma digital y otros datos relevantes para gestionar la devolución. Sin embargo, el Ministerio de Hacienda ya había regularizado las declaraciones afectadas, lo que, según el ciudadano, hacía innecesaria cualquier reclamación adicional a través de una asesoría.
La sorpresa del cobro
A pesar de esto, la asesoría procedió a gestionar los datos y, posteriormente, informó al ciudadano que debía pagar 50 euros por cada año afectado, en total 200€. Esto generó indignación, ya que el ciudadano consideraba que la asesoría no había realizado un trabajo significativo, más allá de enviar sus datos. No hubo revisión ni análisis detallado de sus declaraciones fiscales.
El ciudadano recalca la necesidad de moralidad y conciencia en el cobro de servicios, sugiriendo que los asesores deben priorizar el bienestar de los ciudadanos antes que el lucro personal. Destaca que la asesoría en cuestión no revisó ni estudió a fondo sus declaraciones, limitándose a enviar información ya regularizada por el Ministerio de Hacienda.
Cobrar 50 euros por año, sin un análisis detallado de las declaraciones es, en palabras del ciudadano, un «abuso elevado a la quinta potencia». Este tipo de prácticas pueden dañar gravemente la reputación de las asesorías y erosionar la confianza de los clientes. Por ello, se hace una llamada a la reflexión y a la humanización de los servicios de asesoría fiscal, abogando por una mayor transparencia y equidad en el cobro de los honorarios.
El relato expuesto sirve como una importante lección para los asesores fiscales: la claridad, la ética y la transparencia son esenciales para mantener la confianza de los clientes. Es crucial que los asesores expliquen claramente sus servicios y tarifas antes de realizar cualquier gestión, evitando así malentendidos y sentimientos de injusticia. En última instancia, el objetivo debe ser siempre el bienestar de los ciudadanos, no solo el beneficio económico propio.
Lino Luciano Fernández Risco
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