Inmersos en la 4ª revolución industrial, con sus ventajas y desventajas
Carlo Serrano
Estamos asistiendo a una evolución de la sociedad muy difícil de comprender y de interpretar: ¿cómo es posible que, en naciones desarrolladas como la nuestra, aumente día a día la riqueza y, de forma lineal, la pobreza, con aumento constante del paro y de familias en exclusión social?
Asistimos al nacimiento de una nueva era. Las nuevas tecnologías se incorporan al mercado de trabajo. Especialmente los nacidos entre los años cuarenta a los sesenta del siglo pasado, hemos sido testigos en nuestros pueblos de cómo en fincas y cortijos, trabajaban cuadrillas enormes de trabajadores. Actualmente, esa tendencia ha cambiado radicalmente y nos encontramos con que se destruyen puestos de trabajo en el campo, y muchos más en la industria, debido a la inclusión de nuevas tecnologías.
¿Asistimos a una nueva revolución industrial? Así parecen confirmarlo todos los indicadores. Se habla de que nos encontramos inmersos en la 4ª revolución industrial.
La 1ª Revolución industrial (1774–1850) se caracterizó por la introducción de Sistemas de producción mecánicos, contracción hidráulica y de vapor. En la 2ª Revolución Industrial (1850–1950), se instala la Producción en serie, los usos de sistemas eléctricos, industria química, eléctrica y automovilística. La 3ª Revolución Industrial (1960–1990) se caracteriza por la introducción de la microelectrónica y tecnología para automatizar la producción. En estas revoluciones industriales aumenta en las ciudades la oferta de trabajo. Los pueblos se van quedando vacíos, todos quieren marchar a las grandes ciudades, donde hay más trabajo, mejor remunerado, y con mejores perspectivas de futuro.
¿4ª Revolución Industrial? Estamos siendo testigos de cambios excepcionales. El mundo cambia y, con él, el sistema laboral. Tanto es así, pienso, que ya nos encontramos inmersos en la 4ª Revolución Industrial, caracterizada por la transformación digital del mundo actual, la automatización, intercambio de datos y, de forma especial, la entrada en escena de INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y ROBOTS. La velocidad de estos avances tecnológicos no tiene precedentes históricos. La “Inteligencia Artificial” es señalada como el elemento central de esta transformación a nivel mundial y como causa última de una automatización, que pone en grave peligro innumerables puestos de trabajo en las empresas. Se piensa que sólo los robots pueden llegar a destruir 3,5 empleos por cada uno que consigan crear. Los viejos paradigmas del pasado ya no nos valen. Interpretar correctamente estos cambios, debe ayudar a una estrecha colaboración entre empresarios, políticos y trabajadores, para la construcción de un nuevo concepto de sociedad del bienestar y desarrollo de todos los seres humanos.
¿Cuáles son los retos que plantea este cambio tecnológico en el mundo del empleo y de las políticas sociales públicas? ¿Cómo afrontarlos?
La amplitud y profundidad de estos cambios, nos hablan de renovación en los sistemas de producción. Las nuevas tecnologías aportan a las empresas un mayor margen de ganancias (reducción mano de obra + aumento de producción = mayor riqueza empresarial). Los robots realizan un trabajo perfecto, ni protestan, ni exigen, ni comen, ni duermen, ni cobran, y colaboran eficazmente a la creación de riqueza, pero también son causa de una considerable reducción de plantillas.
Ante esta nueva situación, ¿qué podemos hacer? ¿Nos cruzamos de brazos, o procuramos sacar provecho para toda la sociedad?
En el pasado la tecnología acabó por crear más empleos de los que había eliminado, en el momento actual no ocurrirá igual. Por todo ello, el Gobierno, como gestor de los bienes públicos y custodio del Bien Común, deberá adaptar sus políticas públicas a la nueva Revolución Tecnológica: De cara a la actividad empresarial, como motor económico, escuchar sus demandas y poner un marco atractivo tanto para la inversión como para la innovación tecnológica. De cara a los sindicatos, con un diálogo continuo. De cara a la ciudadanía, dispone de unas posibilidades como nunca antes se tuvieron.
Este nuevo concepto de sociedad conduce a: REDUCCIÓN DE LA JORNADA LABORAL (la producción no bajará, debido al trabajo de los robots), IMPUESTOS DIRECTOS A TODO EL SISTEMA DE ROBOTIZACIÓN E INTELIGENCIA ARTIFICIAL como agentes de producción, y así compensar la bajada de ingresos por cotización e impuestos…y con estos ingresos, entre otras fórmulas sociales, el Gobierno establecerá ciclos formativos adaptados a los nuevos tiempos, y una renta básica universal “sine limite”, “controladas” y suficiente para prestaciones por desempleo, a todas aquellas personas en paro forzoso o exclusión social.
Podemos, y debemos, conseguir que las máquinas trabajen por y en beneficio de los ciudadanos, produciendo riqueza para todos. El verdadero progreso es el que pone la tecnología al servicio de todos los ciudadanos, no de unos pocos.
Responsable, Coordinador y Dinamizador: el Gobierno. La tecnología es un arma de doble filo, traerá desastres, pero, controlada, también beneficios.
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